Las políticas macroeconómicas son aquellas orientadas a lograr objetivos macroeconómicos tales como la tasa de empleo, los niveles de ingresos y el crecimiento económico. Para ello, los gobiernos emplean herramientas capaces de impactar en las variables macroeconómicas y a su vez, estos impactos provocan distintos tipos de comportamientos en los agentes económicos como las familias y las empresas. Algunos de estos comportamientos son el ahorro, la inversión, el comportamiento de la demanda agregada, el consumo, entre otros.
Entre las políticas macroeconómicas más importantes que se emplean con el propósito de manejar la economía de un país son la política fiscal, la monetaria y la arancelaria y cambiaria. Dependiendo de lo que se quiera lograr, por ejemplo, incentivar el ahorro o motivar el consumo, el gobierno intensificará una u otra política y los agentes económicos responderán modificando el movimiento del mercado.
Política monetaria contractiva
La política monetaria es una herramienta que el gobierno usa para manejar el comportamiento de las familias y de las empresas, para ello se vale del banco central, que en el caso de los Estados Unidos es la Reserva Federal, en base a esta estrategia, el gobierno controla el dinero regulando las tasa de interés y de la condiciones de crédito: a mayor tasa de interés, menos dinero en circulación; a menor tasa, se fomenta el crédito y se aumenta el circulante en el mercado.
La política monetaria contractiva hace que la demanda agregada, es decir, “el gasto total planeado o deseado en la economía en un periodo dado”, disminuya para que se produzca un exceso de oferta agregada, es decir, “el valor total de bienes y servicios que las empresas estarían dispuestas a producir en un determinado periodo de tiempo”, de tal manera que se reduzca el nivel de ingreso.
Una política monetaria contractiva disminuye el gasto autónomo (“la parte de la demanda que no está determinada por el nivel de producción – el gasto público y el componente de inversión asociado es considerado como gasto público”), se produce una baja en la demanda de bienes, las empresas aumentan sus inventarios, disminuye la mano de obra, y el nivel de producción baja. También podría darse que se aumente la tasa impositiva, entonces la demanda agregada giraría en torno del gasto autónomo produciéndose un déficit de oferta, una disminución de inventarios y una disminución de mano de obra y el nivel de ingreso caería.
En cualquiera de los dos casos, el ingreso caería, es decir, el dinero se volvería más caro o difícil de obtener.
Supongamos que un gobierno de una nación llamada “Prosperland” se ha dado cuenta que existe un consumo interno considerable y la población gasta de manera desmedida. Como consecuencia de esta demanda agregada desenfrenada, los precios han experimentado un alza respetable lo que viene acumulando una inflación mayor a la fijada en los objetivos macroeconómicos. A raíz de lo anterior, en Banco Central de “Prosperland” ha decidido aplicar una política fiscal contractiva. Para ellos ha hecho que se suspendan varios proyectos de construcción de carreteras, puertos y viviendas fiscales (gasto público) y como consecuencia de lo anterior, las familias dejan de consumir, porque disminuye el empleo, y muchas empresas se ven obligadas a dejar de producir en la manera que venían haciéndolo. Sus inventarios aumentan y la mano de obra disminuye. Al disminuir la demanda agregada, los precios caen porque las familias han reducido sus ímpetus consumistas y, en general el dinero se vuelve más caro y escaso. (Para este ejemplo la tasa del impuesto se mantuvo constante).
La política cambiaria es cuando el gobierno de un país decide intervenir en el mercado de la divisa, es decir en el mercado en el cual se tranzan las distintas monedas internacionales: euros, dólares, yenes, libras esterlinas, u otras divisas. La política cambiaria se basa en el tipo de cambio, es decir el precio que una moneda determinada se vende o se compra respecto de otra. En un mercado libre, el precio de las distintas monedas lo regula la ley de la oferta y la demanda, como ocurre con cualquier otro producto, y dependerá de cuanta divisa se demande o no en un día determinado.
En muchos países el banco central es el organismo que fija la política cambiaria, como por ejemplo ocurre en la mayoría de los países del MERCOSUR, con la excepción de Argentina que es el propio gobierno quien le pone un precio al dólar; sin embargo, en todos los casos es el banco central es el organismo que interviene, comprando o vendiendo, cuando se produce un desequilibrio.
Este desequilibrio se denomina “flotación sucia” y el banco central puede intervenir estabilizar la divisa, ya sea que compre si existe exceso de oferta de divisa o que venda si existe exceso de demanda, de esta manera se evita que la divisa caiga bajo los valores de equilibro provocando exceso de devaluación o de apreciación de la moneda local.
Dependiendo de la política cambiaria adoptada, el país se verá favorecido puesto que se evitará la devaluación o apreciación excesiva de la moneda local.
Si por ejemplo, en Prosperland no existiese política cambiaria, se correría el riesgo que la moneda local caiga (se devalúe) o suba (se aprecie) respecto de una determinada divisa sin control. De ocurrir esto, se podrían presentar dos escenarios posibles: o bien la moneda local se devalúa frente al dólar [el dólar sube], esto significa que la moneda local valdría menos, por lo tanto, los insumos importados costarían cada vez más. Si el país no es productor de petróleo (lo más lógico) entonces compraría combustible cada vez más caro y esto impactaría en los precios locales haciendo que los productos subieran produciendo una inflación de costos. Como no existe una política cambiaria, el dólar subiría irremediablemente sin control y la inflación se dispararía produciendo desempleo, especulación, agitación social, caos; o bien la moneda local se revalúa frente al dólar [el dólar baja], esto significa que la moneda local vale más, es decir, los insumos importados costarían menos y el país se sentiría atraído a importar y la industria nacional se vería perjudicada pues, probablemente, se cerrarían muchas industrias nacionales privilegiando la industria extranjera que sería más barata. El turismo local también se vería perjudicado, pues el país se volvería caro para los extranjeros y para los nacionales sería más barato salir a vacacionar fuera., además las posibles exportaciones dejarían de ser atractivas y eso terminaría produciendo desempleo.
En resumen, la política cambiaria favorece al país porque se mantiene alerta en caso de fluctuaciones excesivas y descontroladas de la moneda local respecto de la divisa.
Qué podemos concluir de todo esto
Las políticas macroeconómicas son las herramientas con las que cuenta un gobierno para manejar la economía de un país de tal manera que el mismo crezca en base a los objetivos planteados, disminuya el desempleo y la producción se mantenga en un punto de equilibrio. El MERCOSUR tiene un enorme desafío para estabilizar el bloque en materia económica y para ello debería actuar de manera harmonizada con un objetivo macroeconómico común. La economía del bloque depende de una unión férrea y no de separatismos fanáticos.
Si el MERCOSUR emplea sus políticas macroeconómicas de manera mancomunada, los países miembro podrían sortear las innumerables variables externas que, sin lugar a duda, están impactando sus economías: crisis del COVID-19, devaluaciones de monedas locales, caída del PIB, alzas de los combustible, aumento del desempleo, caída del comercio ínter pares, entre otras situaciones que ya comienzan a aparecer en el día a día.
Sobre el Autor
Marcelo C. Olivier (2020). Los países del MERCOSUR deben revisar sus políticas macroeconómicas de forma conjunta.
Marcelo C. Olivier, es Ingeniero en Administración de Empresas por el Instituto Profesional IACC de Chile, y Magister en Administración de Negocios (MBA) por la Universidad Internacional de Ciencia y Tecnología UNICYT. Posee además una especialización universitaria en Gestión Logística y Comercio Internacional y Diplomados en Diseño Instruccional por la Universidad Tecnológica Nacional de Buenos Aires; Diplomado en Gestión de Riesgos de Salud Ocupacional y Gestión de Riesgos y Auditorías por el Instituto Profesional IACC. Es auditor de sistemas de gestión en norma ISO. Actualmente es Maestrante en Ciencias de la Educación.
Su campo profesional se fundamenta en cinco competencias: planificación estratégica y desarrollo organizacional; gestión de la calidad; administración de recursos humanos; evaluación y gestión de riesgos, y planificación educativa. Ha realizado varios proyectos de gestión estratégica para diferentes empresas en América Latina y es autor del libro Planificación Educativa, dimensiones y componentes.